Mitos sobre Esclerosis Múltiple y embarazo
Los médicos creían que la gestación de un bebé tenía un impacto negativo en la mujer diagnosticada con esta enfermedad, por eso durante años, embarazo y Esclerosis Múltiple han sido incompatibles. Esta creencia hizo que muchas personas renunciaran a sus deseos de formar una familia ya que el perfil más habitual del paciente que recibe un diagnóstico, es el de mujer de entre 20 y 30 años, un rango de edad que coincide con la etapa en la que se comienza a planificar la maternidad. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que las pacientes con EM que deseen quedarse embarazadas no corren más riesgos de salud que cualquier otra mujer.
Aspectos a tener en cuenta.
En primer lugar hay que decir que no hay evidencia de que la Esclerosis múltiple afecte a la fertilidad de la mujer.
Por otro lado, una de las preguntas más frecuentes es ¿Lo heredarán mis hijos? Ante esta pregunta se puede afirmar que la EM no es una enfermedad hereditaria, aunque si hay un mayor riesgo de padecerla, entre un 1% y un 4%.
Ante la duda de cómo afecta el embarazo a la EM, se ha demostrado que el riesgo de sufrir un brote disminuye durante el embarazo, especialmente durante el tercer trimestre, sin embargo, durante los primeros meses después del parto, es posible que se sufra un nuevo brote. A pesar de esto, hay un aliado para el postparto…diversos estudios han demostrado que la lactancia materna en exclusividad tiene un efecto beneficioso, ya que disminuye la probabilidad de aparición de nuevos brotes.
Algunas precauciones que debes tomar.
Consulte a su neurólogo sobre los medicamentos que está tomando para tratar la enfermedad, ya que la mayoría están contraindicados durante el embarazo y la lactancia. Algunos tratamientos podrían mantenerse hasta el momento de la concepción y otros deben ser interrumpidos antes de intentar un embarazo.
Algunos tratamientos utilizados en la EM podrían aumentar el riesgo de abortos espontáneos.
Determinados síntomas como la fatiga, los problemas urinarios o el estreñimiento pueden empeorar de forma transitoria durante el embarazo.
Es aconsejable evitar un cansancio extremo, por lo que la alimentación nocturna tendría que adecuarse con el fin de permitir un mayor reposo nocturno de la madre.