La EM es una enfermedad crónica que irá cambiando y evolucionando a lo largo de la vida desde que aparecen los primeros síntomas en el paciente. Esta es la razón por la que cada cierto tiempo el neurólogo reevaluará la situación del paciente para ajustar el tratamiento, si es necesario, adaptándolo a las necesidades concretas de cada paciente para frenar el avance de la enfermedad y reducir el impacto de sus síntomas.

En esta enfermedad el tiempo desempeña un papel importante y dada la complejidad de su diagnóstico es fundamental que los pacientes acudan al médico ante la aparición del primer síntoma, de esta forma el especialista podrá realizar un diagnóstico precoz y prescribir las terapias adecuadas para mejorar el bienestar, la salud y la calidad de vida del paciente. Los avances terapéuticos, la individualización de las terapias y el abordaje multidisciplinar que implica la participación de distintos profesionales sanitarios, han permitido que, en la actualidad, cada vez más pacientes convivan mejor con su enfermedad.


Tratamiento farmacológico

 

Existen diferentes fármacos aprobados por las autoridades competentes de cada país enfocados en tres aspectos de la enfermedad: el tratamiento del brote para reducir la frecuencia y la intensidad del mismo, tratamientos modificadores del curso de la enfermedad y, por último, el tratamiento dirigido a mejorar los síntomas. Todo esto permitirá reducir las recaídas y la acumulación de lesiones en el cerebro y en la médula espinal, y por tanto mejorar la calidad de vida del paciente.Dispone de más información de estos estudios clínicos en la página web del Registro Español de Ensayos Clínicos (https://reec.aemps.es/reec/public/web.html) y Plataforma de Roche de Ensayos Clínicos (www.ensayosclinicosroche.es) , y sobre todos los medicamentos en la página web de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (https://www.aemps.gob.es/).


Rehabilitación y tratamiento sintomático

 

El tratamiento de la EM no es sólo farmacológico. Un aspecto muy importante de la terapia de los pacientes es la rehabilitación, que cobra una gran importancia en todas las etapas de la EM.

Este tipo de tratamiento incluye una serie de estrategias dirigidas a los diferentes síntomas que aparecen en los pacientes. Incluyen programas de ejercicios físicos y mentales con el objetivo de mejorar las habilidades y las funciones de los aparatos locomotores afectados por la enfermedad, como el habla, la movilidad o la concentración. De esta manera disminuirán las limitaciones físicas de la EM y se avanzará hacia la recuperación, ya que aunque este aspecto del tratamiento no reducirá ni la frecuencia de las recaídas ni el avance de la EM, sí contribuirá en la mejora de la calidad de vida del paciente y en su integración laboral, social, familiar y de ocio. La terapia rehabilitadora mejorará los movimientos, reducirá la fatiga y optimizará la realización de las tareas del día a día. Para alcanzar todo esto, el tratamiento rehabilitador deberá ir unido al farmacológico. De ahí la importancia del abordaje multidisciplinar de la EM y de un tratamiento personalizado que tenga estrategias y objetivos diferentes según el paciente. Además, permitirá tratar de forma específica e individualizada cada uno de los síntomas que aparezcan en el paciente.


Apoyo psicológico

 

Para que el tratamiento de la EM sea completo también hay que cubrir los aspectos emocionales de la enfermedad con ayuda de profesionales como psiquiatras y psicólogos que ayudarán al paciente a lidiar con la ansiedad, la depresión y las alteraciones cognitivas que puedan aparecer. El apoyo psicológico en las diferentes etapas de la enfermedad es imprescindible para reducir los efectos de la EM y frenarlos. Este tratamiento es muy útil tras el diagnóstico para garantizar que el paciente se sienta acompañado, comprenda bien su enfermedad y la acepte.

Le ayudará a afrontar la incertidumbre, los momentos de frustración y favorecerá la comunicación con las personas de su entorno.

Las últimas investigaciones han demostrado que la relajación y la meditación también son muy eficaces para reducir los síntomas depresivos y la fatiga, e incluso algunos estudios han revelado una disminución de nuevas lesiones en la resonancia magnética. Técnicas como el mindfulness pueden tener un impacto beneficioso en la calidad de vida de los pacientes. Otras terapias que también tienen un efecto positivo son la cognitivo-conductual y la familiar y de pareja.


 

Fuente: Libro “Cuestiones más frecuentes de Esclerosis Múltiple” realizado con el apoyo y colaboración del Dr. Ángel Pérez Sempere