La ELA es una enfermedad del Sistema Nervioso Central, que afecta de forma progresiva a las motoneuronas superiores e inferiores. Aparece debilidad muscular que avanza hasta producir una parálisis de todo el cuerpo. Pero también, alrededor de un 30-40% de las personas afectadas de esta enfermedad, suelen mostrar un leve deterioro cognitivo.
Cuando hablamos de deterioro cognitivo queremos decir que algunas de las habilidades cognitivas como atención (mantener la atención para leer, atender a una llamada telefónica mientras preparas la comida), memoria, lenguaje (encontrar la palabra adecuada en el momento adecuado, comprender lo que me dicen), praxias (la secuencia de movimientos para realizar una serie de tareas, por ejemplo ducharse), funciones ejecutivas (planificar, razonar) se encuentran mermadas con respecto a un tiempo anterior.
Al principio se pensaba que la ELA solo afectaba a nivel motor pero ya hace unos años y tras diferentes estudios ya es conocido que esta enfermedad también afecta a nivel cognitivo. El tipo de afectación suele ser leve, es decir, no suele llegar a producir una demencia y, en la mayoría de los casos, no afectan en el día a día de la persona o, simplemente pasa desapercibido en la vida cotidiana, pero sí se observan claramente al realizarse un estudio neuropsicológico.
La afectación más común es la frontotemporal, regiones del cerebro encargadas de controlar el comportamiento y el lenguaje. En cuanto a la región frontal, puede causar una modificación de cómo se comporta la persona, provocando cierta desinhibición, es decir, que su conducta no es la adecuada en un contexto social, o por el contrario, también puede mostrar apatía. En cuanto a la región temporal, puede producir una dificultad en la comprensión del lenguaje.
Por ello es importante realizar estas valoraciones para poder diferenciar aquellas personas que pueden llegar a desarrollar síntomas de deterioro frontotemporal avanzado. Esto aportará más información al afectado y a su familia para poder tomar decisiones acerca del tratamiento más adecuado y, por otro lado, saber a qué se enfrentan en la enfermedad y, poder así, reducir la preocupación que puede estar afectando al enfermo y su entorno.