En ocasiones, el afectado de cualquier Enfermedad Neurológica, siente dificultad e incluso imposibilidad para alcanzar la posición de bipedestación.
Esto puede llevar consigo muchísimos problemas, que pueden afectar a su situación física, psíquica y social, y, por lo tanto, influir en su calidad de vida. Entre ellos, nos encontramos: alteraciones en la circulación de retorno, atrofia muscular, problemas respiratorios, úlceras por presión, etc.
Los beneficios de la bipedestación son:
- Proporciona una correcta alineación postural.
- Previene retracciones musculotendinosas.
- En pacientes en estado de mínima conciencia, favorece la exploración del entorno.
- Activa la circulación sanguínea.
- Facilita la respiración. Favorece la expansión pulmonar.
- Permite la descarga temporal en zonas de presión como los isquiones, por ejemplo, previniendo así la aparición de úlceras por presión en dicha zona.
- Al poder ponerse de pie, proporciona un beneficio psicológico al paciente.
- Mejora la estabilidad y el equilibrio de la parte superior del cuerpo.
- Ayuda a generar fuerza en los músculos antigravitatorios.
- Mantiene el contenido de calcio en los huesos, previene la osteoporosis y por lo tanto posibles fracturas.
- Aumenta el peristaltismo intestinal, previene el estreñimiento.
Si una persona con afectación neurológica pasa por una fase de encamamiento prolongada, se debe alcanzar la posición de bipedestación de forma progresiva. En este caso, la complicación más frecuente es la hipotensión ortostática (aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, sensación de mareo, sudoración, palidez…).
La verticalización del afectado puede ser de forma asistida o pasiva, en función del estado del mismo.
La bipedestación asistida:
Se realiza con ayuda del cuidador, Fisioterapeuta o del Terapeuta Ocupacional. Consiste en facilitar, mediante estímulos, la movilidad activa del paciente hasta alcanzar la bipedestación completa.
Se puede aplicar más o menos asistencia en función de lo que necesite el paciente.
Poca asistencia: El cuidador o el terapeuta se coloca en el lado más débil, con una pierna bloquea la rodilla del paciente para que no se flexione. Con sus manos agarra el brazo del paciente a nivel del hombro y del codo.
También, el cuidador o el terapeuta puede agarrar con una mano el brazo y con la otra la cinturilla del pantalón.
Mucha asistencia: El cuidador o el terapeuta se pone en frente del paciente, este rodea con sus brazos la espalda del primero.
El que asiste el movimiento coloca sus manos en las escápulas o en la zona glútea o por detrás en la cinturilla del pantalón, sus rodillas bloquean las rodillas del paciente para que no se flexionen durante el cambio de posición.
- En ambos casos, es importante dar indicaciones al paciente: La altura de la base donde se encuentre sentado debe ser adecuada. Para ello, tenemos en cuenta que el paciente debe poder apoyar bien los pies en el suelo y el nivel de sus caderas tiene que estar más alto que el de sus rodillas.
- El paciente, con la ayuda del cuidador o del terapeuta, debe echar su cabeza y su tronco hacia delante hasta que sea capaz de mirarse las puntas de sus pies.
- A continuación, debe impulsarse con sus piernas, hasta alcanzar la bipedestación completa.
La bipedestación pasiva:
Se realiza cuando el paciente no puede alcanzar la bipedestación de forma autónoma, ni con más o menos asistencia por parte del cuidador o del terapeuta.
Para alcanzarla, encontramos varios recursos:
Plano inclinado: Se trata de una camilla eléctrica, con una plataforma donde el paciente puede apoyar completamente sus pies.
Cuando este está tumbado boca arriba, y perfectamente alineado, se usan unas cinchas para estabilizar las rodillas, la pelvis y el tórax. A continuación, se va alcanzando la bipedestación de forma lenta y progresiva.
Se utiliza en los casos de pacientes con debilidad en la musculatura del tronco o en aquellos que vayan a alcanzar esta posición por primera vez, ya que, este dispositivo permite alcanzarla poco a poco, de forma graduada.
Bipedestador: Este dispositivo permite colocar al paciente de pie directamente, con un apoyo firme en pelvis y rodillas.
Se utiliza en los casos donde el paciente tenga un buen control de cabeza y tronco. Por otro lado, también en aquellos que ya hayan adoptado más veces la posición de bipedestación.
Como conclusión, podemos afirmar que la posición de bipedestación es necesaria para todo tipo de pacientes, sea cual sea su enfermedad y el grado de su discapacidad. Gracias a ella, el paciente mejora su calidad de vida.
Como hemos visto, existen múltiples formas de alcanzar esta posición. Lo más importante es realizarlo de forma correcta y siempre bajo la supervisión del cuidador o del terapeuta.