La situación sucedida desde marzo de 2020 y que continua hoy en día bajo el “estado de alarma” a causa de la COVID-19 ha supuesto un desafío sin precedentes en varios ámbitos de la sociedad, y uno de ellos es la rehabilitación mediante Fisioterapia.
Nos remontamos a marzo de 2020 un reto para la fisioterapia: pacientes que no pueden privarse del privilegio de aguantar días, semanas, meses (en ese momento no se sabía) sin ser tratados.
Esto va a consistir en un reto tanto para el paciente, como para el profesional: nosotros, acostumbrados a tratar a través de las manos, la comunicación cara a cara, el contacto, la supervisión, nos quedamos sin casi todas nuestras armas. En este momento, la gente que piensa que la fisioterapia equivale a masaje de relajación, va a darse cuenta que nosotros, profesionales de la salud, no somos eso.
Es en este momento cuando se plantea la telerehabilitación, donde la comunicación va a ser muy importante pero no únicamente por el fisioterapeuta-paciente, sino por el equipo multidisciplinar con todo el entorno del paciente.
Se proponen ejercicios supervisados por el fisioterapeuta, adaptados a las condiciones del paciente y la situación del mismo. Dentro de ellos, incluiremos un apartado para los cuidadores y familia, para que, aunque no sean fisioterapeutas, puedan ayudar en lo máximo al paciente. Tras estas sesiones requerimos un feedback, ya que la situación no va a ser nueva para los pacientes, sino que también para nosotros.
Se acaba el confinamiento, pero no así acaba la enfermedad. Podemos volver a ver en persona, tocar, corregir desde las manos a los pacientes, siempre cumpliendo todos los protocolos de seguridad de la forma más estricta.
Esto no acaba aquí, tenemos que seguir renovándonos, adaptándonos, mejorando, y eso es la Fisioterapia, dar el mejor tratamiento a todos nuestros pacientes independientemente de las condiciones en las que nos encontremos.