La Esclerosis Múltiple es la más común de las enfermedades inflamatorias que dañan la cubierta de las fibras nerviosas (mielina) del Sistema Nervioso Central. En los adultos jóvenes ocupa el primer puesto entre los trastornos neurológicos que causan incapacidad después de la lesión medular.
La Esclerosis Múltiple es una enfermedad tremendamente caprichosa y aleatoria. Los síntomas que presenta dicha enfermedad son muy variables.
La evolución de dicha enfermedad no sigue un patrón en el tiempo y no es predecible.
Es significativo que las formas remitentes recurrentes suelen tener mejor pronóstico.
El objetivo de este artículo es cambiar el paradigma de que la actividad física puede ser perjudicial para la evolución de la esclerosis múltiple.
La actividad física y el ejercicio son muy aconsejables en la Esclerosis Múltiple
La premisa principal es que no hay un ejercicio apropiado para la enfermedad, sino un ejercicio apropiado para el enfermo.
El ejercicio físico es la actividad física planeada, estructurada, repetitiva y dirigida con el objetivo de mejorar o mantener uno o varios de los componentes de la aptitud física. Así dependiendo de cómo haya afectado la esclerosis múltiple podría ser más beneficiosa la práctica de unos ejercicios u otros.
La actividad física, desde una perspectiva fisiológica, se define como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que den como resultado un gasto energético.
Durante muchos años, se recomendaba a los pacientes de Esclerosis Múltiple evitar la actividad física por la fatiga y los trastornos térmicos que pudiesen ocasionar, ya que pueden exacerbarse algunos síntomas, si no están a la temperatura adecuada (De Souza-Teixeira et al., 2009; Petajan et al., 1996 citado por López, 2013).
Sin embargo, hoy en día existe evidencia científica que demuestra que no realizar ningún tipo de actividad física puede llevar a la persona con EM a una mayor debilidad, fatiga y riesgos para la salud (Petajan et al., 1996), reduciendo su movilidad. En cambio, la frecuencia de actividad física ha demostrado ser un factor importante para obtener una mejora de la calidad de vida y de condición física, entre otros beneficios (Motl & Pilutti, 2012), llevándose a cabo programas de entrenamiento adecuados para personas con EM (Solari et al., 1999 citado en Pérez, Sánchez, De Souza-Teixeira, & Fernández, 2007).
Según Robert W Motl en un artículo publicado en la revista Multiple Sclerosis Journal, lo importante es cambiar los hábitos de vida hacia un estilo de vida más activo donde se haga alguna actividad física, vale cualquier actividad que sea motivante para el enfermo. Correr, pasear, limpiar la casa… al menos durante 30 minutos diarios.
Desde ADEM-TO animamos a toda persona que padece esclerosis múltiple a cambiar hacia un estilo de vida más activo realizando los ejercicios más motivantes con la supervisión de un profesional.