Érase un eremita que había salido unos instantes de su ermita, situada en lo alto de la montaña. Al regresar a la ermita, descubrió dentro a un ladrón. El eremita le dijo:
- ¡Qué lástima, amigo mío, que hayas venido hasta aquí y no haya nada que llevarse!-.
- Vamos a hacer una cosa, para que no hayas perdido tiempo y esfuerzo: quédate con mi túnica.
Como es sabido, es frecuente que las personas con Esclerosis Múltiple, ELA, Ataxia de Friedreich, Corea de Huntington etc., presenten disartria, es decir, una alteración en el habla, capaz de afectar a aspectos como la respiración, la voz, la articulación, la prosodia y la comunicación en última instancia, por una alteración del Sistema Nervioso Central o Periférico.
Así pues, uno de los objetivos que se plantea en la práctica de logopedia es que la persona afectada aplique las siguientes pautas para favorecer la inteligibilidad del habla durante una conversación con otra persona:
- Evitar los ambientes ruidosos cuando esté hablando.
- Mantener una postura lo más recta posible para favorecer la respiración diafragmática.
- Realizar una inspiración profunda antes de hablar, cuando se pretenda subir el volumen de voz.
- Vocalizar bien.
- Decir la información más relevante al inicio de la oración.
- Realizar frases sencillas y cortas.
- Hablar más despacio, si es el caso, y hacer pausas para tomar aire.
De manera que, el fin de realizar pausas respiratorias, es mantener una correcta coordinación fonorespiratoria, es decir, una sincronización entre la respiración y la producción del habla, evitando:
- Apurar el aire hasta el final, tomar aire y expulsarlo todo en la primera parte de la emisión, o hablar rápido sin tomar el suficiente aire,
ya que la incoordinación fonorespiratoria puede generar:
- Disminución del volumen de voz, imposibilidad de finalizar la oración y dificultad en la inteligibilidad del mensaje oral por alteración de la articulación, o cambios en el timbre de la voz.
Sin embargo, y a pesar de la práctica de dichas pautas, en el trabajo diario algunas personas afectadas se sienten inseguras por la imagen que los demás puedan tener de ellos al hablar aplicando dichas estrategias.
Por este motivo, y porque la comunicación es un acontecimiento social en el que dos o más personas comparten información, a continuación se proponen unas pautas básicas que como receptores tenemos que aplicar a la hora de hablar con una persona con dificultades en el habla:
- Escuchar de forma activa lo que la persona quiere decir.
- Evitar meterle prisa para finalizar, ya sea de forma verbal o no verbal (gestos, expresiones faciales inapropiadas…).
- Respetar los turnos conversacionales, sin realizar interrupciones.
- Dejar a la persona el tiempo necesario para responder o finalizar, sin terminar de decir el final de las palabras o frases por ella.
- Evitar las comparaciones, las etiquetas y otros comentarios negativos, sobre la forma de hablar de la persona.
Y para finalizar, volvamos al cuento del principio y recordemos la necesidad de transformarnos en el mejor de los eremitas que podamos ser al hablar con una persona con enfermedad neurodegenerativa.
Y entendiendo que la enfermedad se comporta como un ladrón, robándole algunas de las habilidades que la persona poseía antes de ser diagnosticada, y teniendo en cuenta que la generosidad, es una virtud capaz de impregnar nuestro entorno con un aroma que hace más confortables los relacionamientos.
¡Seamos pues generosos! y apliquemos las pautas anteriormente mencionadas con el fin último de reducir el nivel de inseguridad de la persona afectada a la hora de iniciar o mantener una conversación.