La neuropsicología es una especialidad de la psicología que se centra en el conocimiento de la neurociencia y, de modo teórico, se enmarca entre las disciplinas de psicología y neurología. La función del neuropsicólogo es evaluar, diagnosticar y tratar aquellos problemas conductuales, emocionales y cognitivos que son frutos de un proceso que daña la alteración normal del funcionamiento del cerebro.

Si hablamos de datos, en esclerosis múltiple se dice que entre el 50 y el 65% desarrollarán algún tipo de problema cognitivo. Estos problemas o déficits cognitivos pueden ser muy variados, suelen traducir a olvidos recurrentes, despistes, fallos de memoria, dificultad para mantener la concentración durante un tiempo prolongado de tiempo, dificultad para volver a realizar una tarea tras ser interrumpido, problemas para planificar la vida, el trabajo, dificultad para orientarse en el tiempo y en el espacio, cambios de conducta, alteración de la parte emocional, etc.  Este tipo de problemas cognitivos afecta tanto a la vida personal, laboral y social de la persona, por eso es importante su detección.

El primer paso en el proceso de intervención es realizar una valoración donde se realiza una conclusión acerca de los déficits y puntos fuertes de cada persona. Este estudio será la base para, posteriormente, realizar un proceso de intervención con un tratamiento individual o grupal. De esta sintomatología también se le informa a la familia, al igual que si procede, se les orienta en la manera de comunicarse con el familiar afectado, o qué tipo de ayudas se pueden llevar a cabo en casa para facilitar las rutinas y la vida diaria.

Los objetivos que perseguimos en enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiple es ralentizar al máximo el deterioro cognitivo y mantener el máximo tiempo posible el nivel de autonomía y las habilidades cognitivas y, a nivel familiar, la comprensión y el manejo de este problema, ya que por ejemplo, se tiende a percibir la dificultad en mantener la atención como un desprecio o una mala conducta más que como un síntoma más de la propia enfermedad o, también muy a menudo, es tener que repetir muchas veces la misma información hasta tal punto que a veces la persona que tiene que repetir tantas veces lo mismo se frustra y se angustia y termina respondiendo de la manera menos adecuada, por eso es importante, tratar este problema desde el ámbito neuropsicológico.